La violencia criminal se
transmuta en estigma que afecta a la víctima, el asesinato se convierte en venganza,
la violación tumultuaria se vela como “levantón” y se acalla como vergüenza
personal. El lenguaje se contamina de espanto, la mirada se congela,
estupefacta, en un solo punto, vacío de sentido, en que palabra y pensamiento
han estallado. Como en un espejo roto, vemos sólo fragmentos...
FICHA BIBLIOGRAFICA : Anajilda Mondaca Cota. Universidad de Occidente, Unidad
Culiacán.
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